El chinchorro define el hogar vestido de red y cuerdas. Tenerlo, colgarlo, usarlo conforma nuestra casa sin que la geografía delimite el origen. El chinchorro (nos) sitúa, brinda el anclaje entre la naturaleza y la vida. El museo lo colecciona, lo empaca al vacío, lo preserva sin uso; nosotras nos mecemos en él.
Colgar una hamaca, perpetuar el hogar es una obra exhibida en la muestra colectiva Reencantamientos. Artistas dentro de las colecciones etnológicas, que tiene lugar en el Museo Etnológico y de Culturas del Mundo, del 22 de marzo al 29 de septiembre de 2024.
Esta instalación muestra cuatro hamacas de la colección del museo que nunca se habían expuesto y un chinchorro con un enorme valor emocional que hemos colgado en la sala y en el que podemos mecernos. La adquisición de hamacas en expediciones y su resguardo sin ningún uso por parte de la institución museística contrasta con el chinchorro traído por un migrante venezolano como parte fundamental de su equipaje. Se trata de la puesta en escena de cosmovisiones antagónicas. Observar las hamacas y mecerse en el chinchorro permiten resignificar estos tejidos, otorgarles una historia y un valor ajenos al exotismo y el afán de acumulación propios de una mirada colonizadora.
La pieza consta de un audio que ofrece distintas voces y relatos sobre la vida en armonía con la naturaleza que se desprenden del chinchorro y las hamacas.
Situada al comienzo de la exposición, la obra propone pensar la muestra colectiva, a cargo de Rosa Lleó, más allá de la tiranía de lo visual y la contemplación pasiva, como un ejercicio experimental para reencantar ciertos objetos.
Créditos fotográficos: Gunnar Knechtel (fotos 1 y 2) y Aymara Arreaza R. (fotos 3 y 4).