Colgar una hamaca, perpetuar el hogar fue una obra exhibida en la muestra colectiva Reencantamientos. Artistas dentro de las colecciones etnológicas, que tuvo lugar en el Museo Etnológico y de Culturas del Mundo, del 22 de marzo al 1 de noviembre de 2024.

Esta instalación mostró cuatro hamacas de la colección del museo que nunca se habían expuesto y un chinchorro con un enorme valor emocional que colgamos en la sala y en el que podíamos mecernos. La adquisición de hamacas en expediciones y su resguardo sin ningún uso por parte de la institución museística contrastaba con el chinchorro traído por un migrante venezolano como parte fundamental de su equipaje. Se trataba de la puesta en escena de cosmovisiones antagónicas. Observar las hamacas y mecerse en el chinchorro permitieron resignificar estos tejidos, otorgarles una historia y un valor ajenos al exotismo y el afán de acumulación propios de una mirada colonizadora.

La pieza constaba de un audio que ofrecía distintas voces y relatos sobre la vida en armonía con la naturaleza que se desprendían del chinchorro y las hamacas.

Situada al comienzo de la exposición, la obra proponía aproximarse a la muestra colectiva (a cargo de Rosa Lleó) más allá de la tiranía de lo visual y la contemplación pasiva, como un ejercicio experimental para reencantar ciertos objetos.

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El chinchorro define el hogar vestido de red y cuerdas. Tenerlo, colgarlo, usarlo conforma nuestra casa sin que la geografía delimite el origen. El chinchorro (nos) sitúa, brinda el anclaje entre la naturaleza y la vida. El museo lo colecciona, lo empaca al vacío, lo preserva sin uso; nosotras nos mecemos en él.