Aquellas bravas…

Por Miquel Martos*

Se acercan las vacaciones, últimas semanas de curso, últimos exámenes y también ¡Últimas tardes con Teresa!

El martes 9 de junio todo el grupo de 1º de Bachillerato del Eugeni d’Ors de Vilafranca del Penedès viajó rumbo a Barcelona, rumbo al barrio del Carmel, donde vivió uno de los grandes personajes de la narrativa española de la postguera: Manolo Reyes, el Pijoaparte. Por fin íbamos a recorrer los paisajes del último libro que hemos leído de Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa, un libro marcado por diferentes triángulos amorosos y por los conflictos entre clases sociales en la Barcelona de los 50.

Visitamos diferentes espacios del Carmel, que se veían reflejados en algunas escenas de la obra de Juan Marsé: el Tíbet y el Delicias, zonas de aparcamiento de motos (eran Yamahas y no Ducatis, pero pudimos revivir el espíritu de Pijoaparte y su fascinación por lo que no estaba a su alcance), el Cottolengo frente al Parc Güell, el espectacular mirador del Turó de la Rovira. La parada en el mítico bar Delicias fue la parte que más me gustó de la excursión: tomar una cervecita y charlar con los amigos… ¿Qué más se puede pedir? Sí que se puede pedir algo más: ¡nos faltaron unas bravas! No fuimos tan ágiles para pedirlas, pero bueno… Siempre habrá tiempo para volver al bar Delicias, que no por nada ha resistido más de 60 años.

Bromas aparte, la ruta Marsé por el Carmel fue una excursión muy entretenida. Además de sacarle polvo al libro, me sirvió para darme cuenta de que no es necesario hacer una ruta de “alta gama” para disfrutar. Basta una buena novela, unas buenas deportivas para “patearte” el monte Carmelo reviviendo el libro, una guía como Aymara, que no nos da el “tostón” del día, pues, además de explicarnos cosas, te motiva a reflexionar y a intervenir. Gracias también a eso, la excursión fue especial.

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La segunda parte de la ruta fue cuando fuimos al Turó de la Rovira para descubrir cómo la ciudad de Barcelona trató de defenderse de los sofisticados ataques aéreos  de Franco y de sus poderosos aliados: la Alemania nacionalsocialista y la Italia fascista. ¡Hay que ver lo mal que se emplea la inteligencia humana, se emplea en diseñar cañones, bombas y  ataques aéreos, en lugar de conjurarse para conseguir un mundo mejor! Esta parte de la excursión me recordó todas las historias que me contaba mi abuelo sobre la Guerra Civil. Mi abuelo tiene ahora ochenta y nueve años, vivió la guerra con unos diez años aproximadamente, y  las cosas que recuerda y me cuenta son espeluznantes.

Cuando regresábamos a Vilafranca, Víctor y yo seguíamos pensando en las bravas, pero también pensamos: «¡Qué bien poder acabar este curso haciendo una excursión como esta en vez de estar en el instituto matándonos a exámenes!».

* Estudiante del Institut Eugeni d’Ors de Vilafranca del Penedès. Junto con sus compañeros de primero de bachillerato, participó en la ruta del Carmelo, realizada el 9 de junio de 2015.