Allan Sekula en diálogo con el puerto de Barcelona

You can’t send a postcard from the bottom of the sea (no se puede enviar una postal desde el fondo del mar), dijo el fotógrafo y ensayista Allan Sekula al reflexionar sobre la vida en torno a los océanos. Pero sí se puede enviar una o incluso varias postales desde la cubierta de una embarcación, y así lo hizo un grupo de más de cien personas el pasado 8 de julio en la ruta “El puerto in Sekula saeculorum”, programada por The Green Parrot como parte de las actividades paralelas a la exposición Allan Sekula: Sísif col·lectiu, actualmente en la Fundació Tàpies. Creado por Ruta de autor como un itinerario que ahonda en las repercusiones de la economía global en el paisaje marítimo y en la vida cotidiana en el puerto, el recorrido se planteó como un diálogo con Juan Carlos Marín, representante del colectivo de estibadores de Barcelona, a partir las principales reflexiones del artista estadounidense.

Durante este itinerario dialogado, que se realizó en uno de los míticos barcos de Las Golondrinas, el estibador comentó su experiencia como trabajador portuario y reactivó el trabajo de Allan Sekula al abordar, junto con el equipo de Ruta de autor, temáticas como la especulación, la invisibilidad de las cargas de los contenedores, la precariedad de los marineros, las mujeres estibas y otras problemáticas que afectan a la mayoría de los puertos y en especial al de Barcelona, espacio que forma parte del área metropolitana, aunque está cada vez más alejado.

Entre las preguntas que realizaron los asistentes durante el recorrido destacan la necesidad de saber de quién es el suelo del puerto barcelonés (¿de las multinacionales?) y la forma como se distribuye el trabajo de la estiba. La única foto del puerto de Barcelona que se muestra en la exposición de Allan Sekula en la Fundaciò Tàpies es precisamente la imagen de la calabaza que utilizan los estibadores para repartir la faena, una fotografía realizada por Allan Sekula en 1990. Ruta de autor reactivó la foto de esta calabaza, llamada la Coordinadora, a través de la composición de una postal, una acción que permitió reinterpretar la idea del punto de partida de cualquier mensaje si se está en medio del océano. El destinatario fue el mismísimo Allan Sekula.

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